sábado, 18 de febrero de 2012

Contra el sindicalismo: contra la clase obrera.


Siguiente objetivo de la contrarreforma: dejar a los trabajadores sin organización, desarticular las posibilidades de respuesta ante las injustas medidas económicas, y el modelo de relación entre el trabajo y el capital.

Junto a la precariedad en el empleo, incluido el empleo público, se suma ahora la propuesta de Presidente de la CEOE de eliminar el derecho de huelga, luego vendrá el derecho de manifestación y terminaremos en el derecho de opinión es decir todos los derechos que pueden afectar a los llamados mercados (bancos), concluyendo con la prohibición de la organización de los trabajadores. Todos estos derechos reconocidos en la Carta Magna. Que como hemos vistos si hay que cambiarla se cambia. La ofensiva ultraconservadoras está destrozando todo el consenso que tuvimos los españoles y sus clases sociales en la transición del 77.

La contrarreforma laboral aprobada por el gobierno ultraconservador del PP, le falta algunas patas, para complementar esa agresión a los derechos de los trabajadores. Una de ella terminar con la reputación del sindicalismo, desde hace tiempo se está apuntando a la línea de flotación de la organización y de la capacidad de respuesta de la clase obrera.

Hay un metódica y mediática  campaña dirigida desde varios centro de opinión, utilizando la crisis económica para fomentar la desconfianza en los sindicalista, "liberados" considerándolo elementos "vagos" e inútiles. Campaña encabezada por la Sra. Aguirre como punta de lanza. Comenzó con descalificaciones hacia los liberados sindicales con el argumento del coste económico para las empresas y la administración pública. No sé plantea el coste de cargos político, cargos de confianza (liberados políticos que las organizaciones no renuncian). Salarios desorbitado para compra su propio aparato de partido y mantener su estructura. Claro estos están haciendo el trabajo sucio para los que detentan el poder.

La desorganización y eliminación del sindicalismo obrero hará más fácil el ataque al interés de la fuerza de trabajo, la defensa empresa por empresa de convenio, que después puede ser alterado unilateralmente por el empresario, rompe el equilibrio, haciendo que la balanza caiga siempre a favor del que tiene la fuerza del despido arbitrario. Esto no ocurriría con sindicatos fuertes.

En las últimas manifestaciones de trabajadores y de jóvenes estudiantes, se está observando la actuación contundente la policía. Tienen mandato directo de actuar duro, con detenciones que acabarán en los juzgados y con probabilidades de quedar en encauzados en procedimientos por resistencia a las "fuerzas del orden". Se proyecta la imagen de folloneros dirigidos por los sindicatos. Pretenden asustar para que se queden en sus casas.

La reforma de la justicia y el control por parte de los ultraconservadores de los tribunales va entre otra cosas, en busca de  los mecanismo que pretenden  detener las movilizaciones que vienen, por la crisis económica, y la manía que tienen de estruja el limón en favor de los mismo.

Se está agudizando la concentración de capital en manos de oligopolios, y por tanto cada vez los sectores sociales que amortiguaban el concepto de clase están desapareciendo, la llamada clase media. Esto hará que sean más amplias las bases de descontentos y con más fuerzas para resistir.

Por ello la organizaciones sindicales tiene que ser fortalecida, llamando la atención a su dirigente para que estén más en sintonía con sus representados. Sin organización no hay resistencia, ni posibilidad alguna de ganar esta guerra planteada por el capital.

Los sindicatos tienen que ser muy prudente en sus acciones para no salir debilitado de ellas. De ahí que me parezca importante la prudencia que están teniendo a la hora de convocar las acciones de protesta. La frustración en la lucha lleva siempre al abandono y a la crítica fácil de la organización.

Esperemos que lo trabajadores no caigan en la postura cómoda de la crítica sin alternativas viables, porque la lucha que me viene va a ser larga, y ya muchos no pueden esperar más, están en los límites de supervivencia de la humana.


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