Siguiente objetivo de la contrarreforma: dejar a los trabajadores
sin organización, desarticular las posibilidades de respuesta ante las injustas
medidas económicas, y el modelo de relación entre el trabajo y el capital.
Junto a la precariedad en el empleo, incluido el empleo público,
se suma ahora la propuesta de Presidente de la CEOE de eliminar el derecho de
huelga, luego vendrá el derecho de manifestación y terminaremos en el derecho
de opinión es decir todos los derechos que pueden afectar a los llamados mercados
(bancos), concluyendo con la prohibición de la organización de los
trabajadores. Todos estos derechos reconocidos en la Carta Magna. Que como
hemos vistos si hay que cambiarla se cambia. La ofensiva ultraconservadoras está
destrozando todo el consenso que tuvimos los españoles y sus clases sociales en
la transición del 77.
La contrarreforma laboral aprobada por el gobierno
ultraconservador del PP, le falta algunas patas, para complementar esa agresión
a los derechos de los trabajadores. Una de ella terminar con la reputación del sindicalismo,
desde hace tiempo se está apuntando a la línea de flotación de la organización
y de la capacidad de respuesta de la clase obrera.
Hay un metódica y mediática campaña dirigida desde varios centro de opinión,
utilizando la crisis económica para fomentar la desconfianza en los
sindicalista, "liberados" considerándolo elementos "vagos"
e inútiles. Campaña encabezada por la Sra. Aguirre como punta de lanza. Comenzó
con descalificaciones hacia los liberados sindicales con el argumento del coste
económico para las empresas y la administración pública. No sé plantea el coste
de cargos político, cargos de confianza (liberados políticos que las
organizaciones no renuncian). Salarios desorbitado para compra su propio
aparato de partido y mantener su estructura. Claro estos están haciendo el
trabajo sucio para los que detentan el poder.
La desorganización y eliminación del sindicalismo obrero hará más
fácil el ataque al interés de la fuerza de trabajo, la defensa empresa por
empresa de convenio, que después puede ser alterado unilateralmente por el
empresario, rompe el equilibrio, haciendo que la balanza caiga siempre a favor
del que tiene la fuerza del despido arbitrario. Esto no ocurriría con
sindicatos fuertes.
En las últimas manifestaciones de trabajadores y de jóvenes
estudiantes, se está observando la actuación contundente la policía. Tienen
mandato directo de actuar duro, con detenciones que acabarán en los juzgados y
con probabilidades de quedar en encauzados en procedimientos por resistencia a
las "fuerzas del orden". Se proyecta la imagen de folloneros
dirigidos por los sindicatos. Pretenden asustar para que se queden en sus
casas.
La reforma de la justicia y el control por parte de los
ultraconservadores de los tribunales va entre otra cosas, en busca de los mecanismo que pretenden detener las movilizaciones que vienen, por la
crisis económica, y la manía que tienen de estruja el limón en favor de los
mismo.
Se está agudizando la concentración de capital en manos de
oligopolios, y por tanto cada vez los sectores sociales que amortiguaban el
concepto de clase están desapareciendo, la llamada clase media. Esto hará que sean
más amplias las bases de descontentos y con más fuerzas para resistir.
Por ello la organizaciones sindicales tiene que ser fortalecida,
llamando la atención a su dirigente para que estén más en sintonía con sus
representados. Sin organización no hay resistencia, ni posibilidad alguna de
ganar esta guerra planteada por el capital.
Los sindicatos tienen que ser muy prudente en sus acciones para no
salir debilitado de ellas. De ahí que me parezca importante la prudencia que
están teniendo a la hora de convocar las acciones de protesta. La frustración
en la lucha lleva siempre al abandono y a la crítica fácil de la organización.
Esperemos que lo trabajadores no caigan en la postura cómoda de la
crítica sin alternativas viables, porque la lucha que me viene va a ser larga,
y ya muchos no pueden esperar más, están en los límites de supervivencia de la
humana.
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