domingo, 26 de febrero de 2012

El espejo del malestar



La imagen que estamos proporcionando de España en el exterior, según Francisco González, [Presidente del BBVA] ha mejorado con respecto al anterior gobierno, es decir Zapatero. Es lógico que lo diga un Sr. que fue puesto por Aznar en su etapa de gobierno y que le regalo el BBVA. Absorbió la banca pública que hoy necesitaríamos para hacer que la economía llegará a la empresas productiva y a los ciudadanos, y por consiguiente la recuperación económica tan cacareada.

Claro que este Sr. que se mueve en las altas esferas de la economía, de la política y del poder real, no creo que tenga una visión general del pensamiento de las sociedades de otros países, sino de ellos mismos, en el pisar de sus alfombras. Es evidentemente que no podían estar muy de acuerdo con el anterior gobernante de España.

Francisco González exponente máximo de la oligarquía hacia la que nos llevan, se permite el lujo de hablar de las reformas que se están confeccionando, y sobre todo la laboral, en aras de abaratar los coste de producción, y que puede que tampoco funciones, pero si aumentarán sus beneficios. Y aún así, tiene la desfachatez decirlo desde su atalaya de diez millones de euros anuales, más todas la prebenda para su jubilación, retrasada recientemente hasta los 75 años.

Pero los actuales dirigentes, si están brindando la fotografía por la que se entiende el malestar de los españolitos de a pie. El espectáculo que están dando es bochornoso.

El caso Urdagarin es un exponente de la clase dirigente que soportamos. El tratamiento dispensado demuestra que no hay igualdad ante la ley. Y ahora el ultraconservador gobierno de Rajoy, estudia reformar la ley para dar carácter de aforado a la familia real, sugiriéndonos que harán de las suyas, pero en caso de ser juzgado se hará en el TS, que controlan. (Propuesta Gallardón sobre la elección de jueces). La intención es equipararlos a los diputados generales y autonómicos. Pero si no cuela esto, quitar el aforamiento a los diputados. Todos podemos estar de acuerdo si se tratarse sobre caso de corrupción, pero me temo que la jugada es otra; amordazar a la libertad de expresión de los diputados díscolos.

Hay una diferencia sustancial, entre los diputados y la familia real; los unos son elegidos libremente en elecciones, y los otros por vía vaginar. Tanto por consorte, como por heredero.

El caso Urdagarin, nos vuelve a la comunidad autónoma en la cual se ha ejercido la acción más corrupta, como lo más déspota en el ejerciendo el poder. El sentido de impunidad era absoluto. El retrato que ofrecemos al exterior no puede ser más pésimo, y esperemos que no hayan prescrito los posibles delitos, pues seremos el alma reír del mundo y el cabreo generalizado de los españoles.

Los casos de corrupción en torno a las altas instancias del Estado, no les preocupan, cuando es lo peor para cualquier inversor, pues sabe de las dificultades para sus negocios si no pasan por cajas, como ocurren en las repúblicas bananeras. Nosotros, no somos república bananera, somos Monarquía Bananera.

Y mientras ocurría esto, la Comunidad Valencia, se dirija directo hacia la quiebra. Los colegios sin calefacción, la sanidad por los suelos.

Cuando la ciudadanía se ha opuesto, y manifestado en contra, la respuesta por los poderes públicos, ha sido la criminalización de los manifestantes que exigían los derechos constitucionales; escuela pública decente y de calidad. Han utilizado a las fuerzas de orden público para intentar acallar sus vergüenzas. La imagen que hemos dado en el exterior, ha sido la represión de una manifestación de chavales con una dureza extrema.

La imagen de España conciliadora en nuestra transición y defensoras de los derechos humanos, esta quedando por los suelos, entre esto y la condena del Juez Garzón. Ahora si queremos justicia nos tenemos que encomendar a los tribunales argentinos.

A nuestro Presidente, Rajoy, no se le ocurre nada mas que decir que estamos proyectando una estampa mala de España para los mercados. Resulta que la gente se resiste a los recortes y contrarreformas. Los que exigen sus derechos sitúan en peligro nuestra economía

El espejo del malestar no otro que vernos con todas estas injusticias, de cómo han y siguen lapidando nuestros impuestos, que corresponden para pagar las cosas que hacen que una sociedad este estructurada y cohesionada; sanidad universal, igualdad ante el acceso de la educación. Igualdad ante la justicia. Nacemos iguales y el estado tiene la obligación de hacer cumplir este mandato constitucional.


1 comentario:

  1. Muy Buen artículo,una realidad de la que todos debemos ser los protagonistas si queremos que se apliquen nuestros derechos.
    No hay peor castigo que es desconocimiento!

    ResponderEliminar